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Hallazgo estremece la teoría de la evolución
* Inclinado sobre una mesita de picnic en una cueva de piedra caliza, un investigador indonesio revisa los huesos de una especie de rata gigantesca en busca de pistas que confirmen la existencia de un diminuto precursor de los seres humanos.
Es posible que semejante ser haya existido alguna vez aquí, en la remota isla de Flores, donde un equipo internacional analiza el esqueleto fosilizado de una enanita de hace 18,000 años cuyo descubrimiento en el 2003 causó conmoción.
Su nombre científico es homo floresiensis y se popularizó como «el hombre de Flores». Los científicos tratan de determinar si ella y otros restos de humanoides son miembros de una especie homínida en particular. Los homínidos son la familia de mamíferos primates a la que pertenece el hombre.
«Mataba a los animales aquí», comentó el investigador, Rokus Due Awe, mientras estudia huesos de rata del tamaño de un escarbadientes que podrían haber sido dejados por estos humanoides después de una comida. Detrás de él, unos trabajadores transportan baldes con tierra de una cueva con forma de catedral a 40 metros (130 pies) de profundidad, llena de estalactitas.
El descubrimiento del homo floresiensis dividió a la comunidad científica. Daba la impresión de que se habían hallado parientes lejanos del hombre con rasgos que no se veían desde hacía millones de años y que vivían en una era en la que había humanos mucho más modernos.
De la noche a la mañana hubo que reconsiderar muchos aspectos de la evolución humana, estudiar la posibilidad de que no todas las respuestas estén en Africa, como se piensa, y aceptar que la evolución del hombre fue más compleja que lo que se creía.
Sin embargo, hay quienes dicen que el descubrimiento no es nada extraordinario. Afirman que el ser, de un metro (tres pies) de altura y con un cerebro del tamaño del de un bebé, era un humano deformado. Su aspecto extraño, sostienen, podría ser atribuido a una serie de trastornos genéticos que hicieron que el cuerpo y el cerebro se encogiesen.
La disputa es la comidilla de las revistas científicas. Pero entre los expertos se generaliza la impresión de que se trata efectivamente de una especie aparte, que vivió en tiempos relativamente modernos, de 17,000 a 100,000 años atrás. La edición de noviembre del respetado Journal of Human Evolution estuvo dedicada a los descubrimientos en Flores e incluyó una decena de estudios que indican que es una nueva especie.
Chris Stringer, investigador del Museo de Historia Natural de Londres, señaló que los incrédulos «son una minoría a esta altura».
William L. Jungers, paleontólogo del Centro Médico de la Universidad de Stony Brook, que fue uno de los editores del trabajo del Journal of Human Evolution, aseveró que ya se acabó el debate. Publicó un estudio de los pies de un humanoide de Flores en el que se detectaron elementos asociados con los humanos y los monos modernos.
«Es una nueva especie que no se puede explicar con ninguna patología conocida», manifestó Jungers.
El arqueólogo australiano Mike Morwood y su equipo ampliaron el área de investigaciones para incluir la cuenca de Soa en Flores y la isla vecina de Sulawesi. El objetivo es determinar quiénes son los antepasados de este ser, si tuvo algún contacto con los humanos modernos de esa época y por qué se extinguieron.
Los estudios de la evolución humana se han concentrado en Africa porque se cree que el homo erectus fue el primer humanoide, hace 1.8 millones de años, y la mayoría de fósiles de esa especie han sido hallados en ese continente.
Pero el hallazgo del hombre de Flores podría indicar que algunos aspectos importantes de la evolución humana ocurrieron en Asia, según Morwood. Y no se puede descartar que el homo erectus haya evolucionado en Asia, expresó.
«Para mucha gente, esto es totalmente inesperado y revela lo poco que sabemos sobre la evolución de los homínidos, especialmente en Asia», apuntó el especialista. Agregó que Asia puede haber «desempeñado un papel prominente en aspectos importantes de la evolución humana».
Stringer considera que los antepasados del hombre de Flores podrían ser los precursores del homo erectus. Si se descubren fósiles que comprueben esa teoría, se reforzaría la tesis de que el erectus fue el primero de nuestros antecesores que tras salir de Africa llegó a China y a la isla indonesia de Java.
Sin embargo, algo más primitivo pude haber salido de Africa, evolucionado hasta llegar a ser el erectus, y regresado al continente.
«Habría que decir que algo salió antes y que no tenemos datos de su evolución en ningún sitio de Asia», declaró Stringer. «Si es verdad, esto significa que hay todo un capítulo de la evolución del hombre en Asia del que no sabemos nada. Eso sería muy importante e interesante, de ser cierto».
De todos modos, nadie que apoye la teoría de la nueva especie dice que el hombre de Flores sea un antepasado directo de los humanos modernos. Creen que es más bien un homínido premoderno.
Morwood, un hombre de 59 años con pelo blanco y barba, se dio a conocer estudiando el arte de los aborígenes australianos en las rocas y vino a Flores en busca de los antepasados de los aborígenes.
Llegó por primera vez a la cuenca de Soa, una sabana rodeada de montañas, por la que circula mucho viento, en la que el pueblo ngadha todavía caza cerdos y venados a caballo. Allí se han hallado herramientas de piedra de hace casi un millón de años, lo que revela que el homo erectus u otra especie humanoide previa había llegado a la isla.
En 1999, Morwood acompañó a colegas indonesios a la cueva de Liang Bua, ubicada en la ladera de una montaña.
«Al ingresar a la cueva por primera vez, me sorprendió su tamaño y lo adecuada que podía ser para la vida humana», escribió el australiano en Un nuevo humano, su libro sobre el descubrimiento del hombre de Flores.
En el 2001 se halló un hueso de un brazo y luego continuaron los descubrimientos, hasta que apareció el esqueleto de una mujer. Parecía una niña por su tamaño, pero uno de los investigadores, Due Awe, determinó que se trataba de un adulto tras analizar su dentadura.
Más notable todavía, su cerebro era un tercio del de un humano moderno. Sus piernas cortas y una barriga se asemejan a los de un famoso fósil africano de hace 3.2 millones de años llamado Lucy.
Sin embargo, análisis del carbón hallado junto al esqueleto indicaron que murió en la cueva hace apenas 18,000 años. Otros humanoides hallados allí habrían vivido en la cueva hasta hace 17,000 años.
«El homo floresiensis es la única especie hallada fuera de Africa con esas proporciones primitivas en el cuerpo», expresó Morwood. «En Africa, uno encuentra humanoides de hace 2 o 3 millones de años. Aquí, tienes humanoides pequeños, con un cerebro pequeño, de hace solo 17,000 años».
Estudios de otros expertos confirman la tesis de que se trataría de una nueva especie.
De ser así, ¿con quién está emparentada?
Una teoría es que evolucionó de un homo erectus más alto, con un cerebro más grande.
Según esa teoría, cuando el homo erectus llegó a Flores, sucumbió a las leyes de la isla, donde los animales más grandes que un conejo se encogieron por falta de alimentos y los más pequeños se agrandaron ante la ausencia de depredadores.
Otros creen que el hombre de Flores desciende de un pariente lejano, más primitivo, del homo erectus, el homo habilis.