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El azar existe y se puede medir
Cuando lanzamos una moneda al aire, pueden pasar dos cosas: que salga cara o que salga cruz. Creemos que el resultado es aleatorio, que depende de eso que algunos llaman suerte y otros azar. Sin embargo, si nos jugamos, digamos, quién paga un par de cervezas, no es cierto que sólo intervenga el destino. Si conocemos la velocidad de la moneda y la posición en que ha sido lanzada con exactitud, podemos predecir el resultado, porque la teoría clásica dice que en nuestro mundo no existe la casualidad, sólo la ignorancia.
Sin embargo, un grupo internacional de científicos, entre ellos el investigador español Antonio Acín, profesor ICREA del en Castelldefels, ha confirmado que esta afirmación es falsa, al menos en el mundo cuántico. El equipo ha logrado generar 42 números realmente aleatorios, no sólo demostrando que el azar existe, al contrario de lo que aseguraba , sino que también se puede cuantificar. El desarrollo, que se publica en la revista Nature, puede tener múltiples aplicaciones en la vida real, como la criptografía. Ningún espía podría dar con una clave así.
«En el mundo físico, a escala humana, el azar no existe, sólo se produce por falta de conocimientos», recuerda Acín. «Si vas a un casino y sabes cómo funciona una ruleta, puedes predecir dónde va a ir a parar la pelotita». Albert Einstein pensaba que el mundo microscópico, el de la física cuántica, era igual, de ahí su famosa frase «Dios no juega a los dados». Sin embargo, los físicos han demostrado que no estaba en lo cierto. En 1964, John Bell desarrolló una teoría que implica la existencia del azar en la física cuántica. Ahora, los científicos han tomado esa teoría y han conseguido generar números aleatorios en esa escala. Es la primera vez.
Ocultos hasta para DiosResulta muy complicado para cualquiera que no trabaje en este campo, pero puede tener aplicaciones de lo más mundanas. «Si eres el dueño de un casino virtual, de uno de esos casinos de internet, te interesará tener un generador de números aleatorios auténtico, para que nadie pueda utilizar ningún procedimiento de engaño para conocer los resultados», explica Acín. También es útil si se pretende descifrar un mensaje o, por ejemplo, la cuenta de un banco. «Estos números son aleatorios de verdad, para cualquiera, Dios incluido, si se me permite la irreverencia», afirma. Y parece cierto. En la escala humana, un Dios omnipotente sabría todo lo ocurre. En el mundo cuántico, un Dios así no tiene cabida.
Para llevar a cabo el experimento, los científicos utilizaron una «trampa» para átomos, una máquina de la Universidad de Mariland que consigue atrapar dos átomos y generar símbolos con ellos. La «trampa» logró generar 42 auténticamente aleatorios en 36 horas, pero puede obtener más si sigue trabajando. El proceso es muy lento. El nuevo descubrimiento puede tener «implicaciones filosóficas muy interesante -admite Acín-, pero ese es un punto que los científicos no vamos a discutir».
VIA I abc.es