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Mil gramos no serán 1 kilo debido a la contaminación
Que sucedería si se enterará que las hortalizas que compró este fin no pesan lo que marcaba en el supermercado, o que su peso corporal ha aumentado de manera abrupta de la noche a la mañana, pues no se preocupe el vendedor no la estafó, ni su peso en casa se ha descompuesto, solo que el modelo que define el peso desde finales del siglo XXIX ha engordado, debido a la contaminación.
De las tres magnitudes básicas para todos los sistemas de medida (masa, espacio y tiempo, aparte de la temperatura), solo una queda definida como se hizo a finales del XIX: con un bloque de platino, cuyo original se conserva en París. Las otras se han ido redefiniendo en función de constantes físico-químicas de la naturaleza, pero la arbitrariedad del kilogramo no ha encontrado un equivalente que convenza a los científicos, ya que el cilindro de platino que lo define ha engordado.
A pesar que en el mundo no hay solo un patrón de un kilo, pues desde 1875, fecha en que se estableció esta unidad, se hicieron algunas copias, dejando una de ellas en el Reino Unido, con la cual se ha hecho un estudio la Universidad de Newcastle, que publica hoy la revista Metrologia, que mediante el uso de un complicado equipo de espectroscopia de fotoelectrones emitidos por rayos X (XPS por sus siglas en inglés) han descubierto que el cilindro pesa en verdad algo más de un kilo.
Aunque son apenas unos microgramos (millonésimas de gramo), pero la importancia de la unidad de masa es tanta que eso obliga a reequilibrarla.
La causa de la variación se atribuye a que en su siglo y cuarto de existencia, y pese a las condiciones tan estrictas de conservación, ha acumulado contaminantes en su superficie. Se calcula que, al menos el caso estudiado, estas son poco menos de 100 microgramos (0,1 miligramos).
La duda ahora surge en saber si las demás copias han sufrido la misma modificación, y en ese caso estaríamos ante distintos pesos de 1 kilogramos en el mundo.
Tratamiento con UV y ozono para adelgazar el patrón
Identificado el problema, los científicos se han planteado cómo adelgazar los modelos. Y la solución causaría envidia a todos los que estén preocupados por los kilos de más que hayan adquirido estas navidades: se trata de someter las piezas a una sesión de rayos UVA. La idea es que la combinación de una radiación ultravioleta junto con una exposición a ozono pueda disolver los compuestos, sobre todo a base de carbono, que se encuentran en la superficie, y devolver los patrones a su peso ideal.
Con información de El País