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La historia real detrás de El Exorcista
Dirigida por William Friedkin, la película sigue siendo la cinta de terror por excelencia de todos los tiempos. El exorcismo cinematográfico de la pequeña Regan (Linda Blair) en manos de un joven sacerdote (Jason Miller) está basado en la famosa novela de William Peter Blatty, quien a su vez, se inspiró en un caso real de posesión satánica para escribirla.
La historia se remonta al caso de Roland Doe, un niño que sufrió una supuesta posesión a finales de la década de los 40. “Roland” es un seudónimo que le dio la Iglesia Católica para revelar los hechos, aunque aun hoy en día se desconoce su nombre real. El escritor utilizó los diarios de Raymond Bishop, el sacerdote que practicó el exorcismo, para su novela así como artículos publicados por la prensa de aquel entonces.
Roland Doe nació en 1936 y creció en Cottage City, Maryland, junto a su familia de creencia Lutero-cristiana. Era hijo único y tenía una relación muy estrecha con su tía Harriet, una espiritualista que le introdujo al mundo de la Ouija. Según cuentan, cuando su tía murió, el niño intento contactarla a través de la tabla y poco después comenzaron los «síntomas» de su posesión demoniaca.
Ruidos extraños en la casa, muebles que se movían solos, objetos que levitaban y hasta un jarrón con agua bendita en la mesita de noche del niño se precipitó solo contra el suelo. Según uno de los reverendos locales llamado Schulze, los médicos examinaron al pequeño pero no consiguieron explicar lo que le sucedía.
El mismo pastor pidió a la familia que le dejaran llevarse a Roland a casa para observarlo durante toda una noche, sorprendiéndose con una noche de miedo. Según reveló Schulze, se oían ruidos que salían de la propia cama del niño, arañazos en las paredes y hasta se vieron sabanas moverse por sí solas. Así, el reverendo llegó a la conclusión que Roland necesitaba recibir el rito del exorcismo luterano.
Así fue como el caso llegó a las manos de Edward Hughes, un sacerdote católico romano que practicó el ritual en el hospital de la Universidad de Georgetown pero la violencia del pequeño hicieron que el religioso detuviera el exorcismo y lo enviara a casa. Roland llegó a dejarle heridas que necesitaron de puntos. Pero en el camino, el niño desarrolló varias ronchas en el cuerpo y la familia le llevó inmediatamente a ver otros dos sacerdotes, Raymond Bishop y William S. Bowdern. Ambos fueron testigos de las situaciones paranormales en la casa de Roland y procedieron a hacer ellos mismos el exorcismo bajo la aprobación del arzobispo local que les pidió que lo hicieran en secreto pero guardando un diario con los detalles.
Según revelaron en los escritos, durante el ritual aparecieron en el cuerpo de Roland las palabras «demonio (evil)» e «infierno (hell)» quien además, en uno de sus momentos de furia rompió la nariz de uno de los asistentes y “hablaba en una lengua extraña”. Y no solo realizaron un exorcismo, tuvieron que repetir el mismo ritual hasta 30 veces a lo largo de varias semanas.
Afortunadamente, el ritual funcionó y la familia pudo regresar a la normalidad. Según la información que posee la iglesia local, Roland fue un hombre exitoso, casado, feliz, padre y abuelo. Hasta nueve sacerdotes y 39 testigos firmaron un documento en el que afirman creer que el caso de este niño fue un caso de posesión, aunque personas como el autor Mark Opsasnick no creen que haya sido así. El escritor afirma haberse documentado y hablado con testigos locales, incluyendo algunos sacerdotes y miembros de la familia y asegura que el niño jamás habló un idioma extraño, sino que simplemente parecía repetir palabras latinas que había escuchado; que no existen datos que corroboren que el sacerdote Hughes intentó exorcizarlo y en consecuencia, jamás resultó herido; mientras que un amigo del niño afirma que los eventos sobrenaturales «se exageraron» más de la cuenta. Incluso otro investigador llamado Joe Nickell, afirma que Roland Doe fue un niño malcriado que simplemente quería llamar la atención.
Sea un caso de posesión real o no, en resumen, creerlo es «cuestión de fe». Una fe que a niveles cinematográficos todavía nos provoca terror. El Exorcista fue la primera película de su género en ser nominada al Oscar y todo un éxito de taquilla con 441 millones de dólares recaudados en todo el mundo, sobre un presupuesto de 11 millones.
Fuente: Valeria Martínez / y ver más en La verdadera historia que dio origen