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Si Google no lo encuentra es que no existe. Si Taringa! no lo tiene posiblemente no se haya producido aún
Si Google no lo encuentra es que no existe. Si Taringa! no lo tiene posiblemente no se haya producido aún. No tienes por qué saber de qué te hablo, aunque de seguro lo sabes, porque si no eres tú es tu primo, tu vecino o incluso tu Perro Wow el que usa Taringa! como desesperado. Y si me equivoco, tú no eres de este mundo.
Taringa! es la mejor referencia para los bucaneros no profesionales de internet. Un sitio web afincado en Buenos Aires para compartir enlaces a cualquier clase de archivo: audio, video, software, cracks, imágenes, PDF. Es la “inteligencia colectiva”, como se hace llamar esta comunidad de orates con el 6° lugar de visitas en Argentina, por arriba del Messenger (el sistema de mensajería instantánea de Microsoft), Fotolog (popular servicio para publicar fotos) y Blogger (la plataforma de blogs de Google). Una comunidad con más de 80 millones de usuarios mensuales. Los datos son de Alexa.com, que nunca se equivoca.
En México, Taringa! se encuentra en la 15° posición, muy arriba de El Universal (lugar 33°) y YouPorn (lugar 28°) y sigue en constante crecimiento, no sólo de usuarios, sino de posts con materiales para descarga o simplemente informativos. En Taringa! se hallan desde los links para descargar cada uno de los 1001 álbumes que hay que escuchar antes de morir, según la selección del crítico Robert Dimery, hasta manuales para instalar impresoras, utilizar un software o crear platillos de cocina. “La plata y los esfuerzos están dedicados a sostener la estructura y no a generar los contenidos, porque los genera la gente”, le dijo Hernán Botbol, uno de los tres dueños de Taringa!, a la revista Newsweek en mayo pasado.
Para la comunidad de Taringa! existe verbo y sustantivo, algo que más de un medio de comunicación o empresa quisieran para sí. Y lo mejor es que el verbo funciona en todas las conjugaciones. Si alguien revela: “Taringuearé todo el fin de semana”, sabemos que vivirá frente al monitor, como buen Enjuto Mojamuto, seleccionando los mejores productos culturales de próximo consumo. Y lo mejor, gratis.
En el caso del sustantivo, cualquiera puede decir, con suficiencia y orgullo, “Me eché el mejor taringazo de la vida” y entendemos de inmediato que dicha persona disfrutó su sesión a través de los vericuetos de Rapidshare, Mediafire, Megaupload, Gigasize u otros servidores al servicio del intercambio de archivos por internet.
Hay quienes, atascados, prefieren taringuear que salir con los amigos, porque saben que al buen taringueador tarde o temprano le llegará el respeto público. “¡Cómo es que ya tienes el nuevo de Arctic Monkeys! ¿Dónde conseguiste la intro de Samurai Champloo? ¿Que ya viste el nuevo episodio de Padre de Familia?”. El ñoño levantará la vista y responderá a gritos y con acento espartano: Taringa!
Este sitio lo creó Fernando Sanz (alias Cypher) en 2004 y funciona a partir de la colaboración de sus usuarios: miles de personas que encontraron en Taringa! la manera de comunicarse y compartir archivos. Hoy existe una versión en portugués y un gemelo porno bautizado Poringa! (Para leer cómo funciona Taringa! desde el aspecto técnico, te recomiendo este link: http://alt-tab.com.ar/como-funciona-taringa/). Cypher vendió el sitio en 2006, por cinco mil dólares, según dijo al periódico La Nación; hoy sus nuevos dueños lo cotizan en 20 millones de dólares.
Por supuesto que prácticamente todos los contenidos que enlaza Taringa! se encuentran protegidos por derechos de autor, pero eso no es culpa de Taringa! ni de los usuarios, sino de la industria que no encuentra nuevos modelos de comercialización y distribución para un mundo digital. Yo no dudo que a Taringa! le pase lo que a The Pirate Bay, cuyos dueños fueron condenados a un año de prisión por hacer apología de la piratería. Mientras tanto, yo seguiré recomendando y hablando maravillas de Taringa!