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Resuelto uno de los enigmas de Einstein
Un grupo de astrónomos ha descubierto el enigma de DI Herculis, un sistema de dos estrellas que giran alrededor de un centro común cuyo movimiento apsidal ocurre cuatro veces más despacio de lo que debería, lo que puso en jaque durante treinta años a Albert Einstein.
Esta órbita elíptica debería rotar progresivamente en el mismo sentido en el que orbitan sus estrellas, como indica la Teoría de la Relatividad General y, aunque este movimiento se produce, lo hace a un ritmo inferior porque sus dos estrellas están casi tumbadas, ha informado el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
Ahora, un grupo de astrónomos, con la participación del CSIC, ha publicado nuevas medidas del movimiento apsidal, con modelos estelares mejorados y parámetros estelares (masas, radios y temperaturas) más precisos, que reducen las incertidumbres a un 10 por ciento.
Los investigadores han aportado nuevas medidas del tiempo que transcurre entre cada momento en el que una estrella oculta a otra y que equivale a una órbita y han mostrado que es mayor de lo que se pensaba, alcanzando poco más de los 10,55 días.
Además, las temperaturas de ambas estrellas han resultado más elevadas, según el equipo de astrónomos, que ha adoptado modelos actualizados que apuntan a una mayor concentración de masa en las regiones centrales de las estrellas, lo que implica una ralentización del giro alrededor de un centro común.
El investigador del CSIC y primer autor del artículo en el que se publican los resultados, Antonio Claret, ha explicado que el movimiento apsidal de Mercurio «curiosamente fue una de las primeras aplicaciones de la Relatividad General, pero parecía fallar en este caso».
Claret, que lleva más de diez años estudiando esta peculiar estrella binaria, ha demostrado con trabajos anteriores que en otros sistemas la Relatividad General se ajusta perfectamente, lo que acentuaba el problema de DI Herculis, y también ayudaron a descartar algunas hipótesis para explicar la lentitud del giro de su órbita, como la presencia de una nube interestelar o una teoría alternativa de la gravitación.
La hipótesis que «mejor explica» las anomalías de DI Herculis, formulada en 1985 y confirmada el año pasado, apunta a la inclinación de los ejes de rotación de las estrellas, ya que como ambas giran sobre sí mismas casi tumbadas, algo «poco habitual», se producen «tirones» gravitatorios que ralentizan el giro de la órbita.
«Usando estos resultados la discrepancia fue reducida pero todavía presentaba un significativo desacuerdo, quizás debido a errores en la medición del movimiento, a modelos estelares anticuados o a parámetros estelares imprecisos», ha explicado el astrónomo.
Pese a que este último estudio ha acabado finalmente con el enigma principal de estas dos estrellas, aún quedan incógnitas con respecto a DI Herculis, como el hecho de que ambas que forman el par, calientes y masivas, deben haberse formado a partir de una única nube de gas y polvo.