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Un nuevo fenómeno llamado Chatroulette
La internet tiene un nuevo fenómeno llamado Chatroulette que remonta a la gente a principios de la década de 1990, cuando personas solitarias buscaban trabar amistad con desconocidos, relaciones sexuales sin compromiso o un poco de las dos cosas.
Pero esta vez la gente tiene que poner la cara. Frente a una cámara, para ser más preciso.
Chatroulette conecta al azar a personas que pueden estar en cualquier parte del mundo. Si a uno no le gusta la imagen que aparece en la pantalla, hace click en “Siguiente”.
El resultado puede ser imprevisible y crudo, como una bofetada, pero también reconfortante. Es como meterse en la vida de otra persona. Son mundos muy diferentes a los mundos medio ficticios que uno crea en portales como Facebook, donde se conecta mayormente con amigos, familiares y otras personas con intereses comunes.
“Chatroulette es como la televisión, como sentarse frente a una TV y ponerse a cambiar de canal, excepto que la gente de la pantalla es real”, comentó Hal Niedzviecki, autor de “The Peep Diaries: How We’re Learning to Love Watching Ourselves and Our Neighbors”.
Una rápida conexión las otras noches generó dos rechazos veloces y brutales de dos hombres, cuyos rostros asomaron brevemente antes de que decidieron buscar por otro lado.
Seguidamente apareció una mancha de colores. ¿Una frazada? ¿Una persona? No parecía que valiese la pena quedarse a investigar. Para ser claros, Chatroulette prohibe “material obsceno, ofensivo o pornográfico” y dice que bloqueará a los usuarios que violen esas reglas.
Poco después asomó en la pantalla una mujer con audífonos. ¿Apretaría “siguiente”, como hicieron los otros? No lo hizo. Y escribió “hola”. Dijo que era china y estudiaba ingeniaría de computadoras. La conversación transcurrió como en las citas románticas rápidas con desconocidos. Diálogos cortos, pero todo resultó intrigante. Ella estaba comiendo papas fritas.
El formato de Chatroulette es sencillo: Hay dos recuadros en la izquierda para webcams, uno dice “amigo” el otro “tú”. En un recuadro más grande a la derecha uno le escribe el desconocido que lo observa. Para iniciar el contacto, hay que hacer click en “play”. El portal te conecta con una persona seleccionada al azar hasta que uno aprieta “siguiente”.
También se puede activar el sonido. Hay quienes ponen música para ver si la otra persona baila con ellos.
No hace falta registrarse para usar Chatroulette, aunque el portal exige que el usuario tenga al menos 16 años. Es gratis y se permite publicidad de texto en la parte baja de la pantalla.
El creador de Chatroulette no respondió a pedidos de entrevista de la AP. El diario The New York Times lo identificó como un ruso de 17 años llamado Andrey Ternovskiy.
El portal funciona desde hace pocos meses pero en enero tuvo un millón de visitantes de todo el mundo, según comScore. Esto quiere decir que en cualquier momento puede haber decenas de miles de personas conectadas, tratando de encontrar alguien que valga la pena, jugando una especie de ruleta.
A medida que se populariza Chatroulette, surgen imitaciones y portales que muestran lo mejor y lo peor de un apersona.
Niedzviecki dice que la Chatroulette es otro ejemplo de cómo estamos reemplazando el entretenimiento con guión por las vidas personales de la gente. YouTube, Twitter y los reality shows nos permiten observar el mundo de una persona real en lugar de “celebridades ficticias que nos entretienen con sus ‘talentos”’.
Toda esta dinámica plantea algunos interrogantes. Después de todo, Chatroulette no es televisión y no hay quien controle lo que sucede allí. Unas imágenes en blanco y negro que circularon ampliamente muestran un hombre que se habría colgado. En algunos casos, la gente muestra imágenes que ha grabado, no imágenes en vivo, tal vez para analizar las reacciones de la otra persona cuando, por ejemplo, un hombre le pega a una mujer.
“Cuando te topas con un hombre con una soga al cuello, y da la impresión de que está muerto, no puedes decir que es ficción, un cuento”, manifestó Niedzviecki. “En Chatroulette, esa persona que hace ondear una bandera con una svástica puede ser realmente un nazi que trata de reclutarte”.
El concepto de Chatroulette no es del todo nuevo. Sitios como Omegle.com y gettingrandom.com armaban charlas entre dos personas, aunque sin cámaras. Justin.tv le permite a cualquiera transmitir sus videos a todo el mundo a través de la internet.
Justin.tv dio de qué hablar en el 2008 cuando un estudiante universitario de 19 años se suicidó mientras la gente lo veía y lo alentaba a que se matase. Algunos alertaron a la policía, pero demasiado tarde.
Chatroulette, al igual que la internet en general, no es para menores. Después de un rato, seguramente verá a una persona desnuda.
¿Facilita contactos relevantes? Depende de cómo lo mire. Es como entablar una conversación con alguien en el autobús o en un bar. Lo más probable es que no vuelva a ver a esa persona. Pero eso no quiere decir que la charla haya sido una pérdida de tiempo.
“Se podría escribir un gran relato sobre todo esto”, dijo Thompson. “Alguien encuentra a la persona de sus sueños y accidentalmente aprieta ’siguiente’. Y no vuelve a tener noticias de ella”.
AP