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Descubren genes fundamentales para la expansión del cáncer de mama a los pulmones
Un equipo de investigadores ha localizado el conjunto de genes implicado en que el cáncer de mama se extienda a los pulmones y se convierta en el principal foco de metástasis, en un trabajo crucial para avanzar en la lucha contra esta enfermedad que hoy publica la revista "Nature".
El trabajo de un equipo de científicos estadounidenses, dirigidos por el español Joan Massagué (premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica 2004), ayudará a pronosticar cómo será la enfermedad en cada paciente y personalizar su tratamiento.
Massagué, director del programa de Biología Celular del Centro del Cáncer "Memorial Sloan Kettering" de Nueva York, adelantó hace dos meses la identificación del "paquete de genes" asociados a la metástasis del pulmón en enfermos con cáncer de mama.
Esos 54 genes, según se detalla ahora con la publicación de la investigación, son los que aparecen "alterados" en un cáncer de mama, propician que el tumor sea agresivo y que forme posteriormente metástasis en los pulmones de las personas afectadas.
Según Massagué, "la técnica de aislar células en proceso de metástasis e identificar sus particulares señas genéticas puede extenderse también a metástasis de cáncer de mama con propagación a otros órganos, y asimismo a otras metástasis a partir de otros cánceres", lo que abre importantes puertas en la investigación.
El equipo dirigido por Massagué asegura en el artículo cuyo contenido avanzó Nature que los genes son "más que marcadores" que identifican la presencia de metástasis, puesto que también actúan como "mediadores" que permiten que ciertas partes de los tumores cancerígenos de mama echen raíces en los pulmones.
Massagué dice que confía en que su investigación aporte nuevas herramientas moleculares para el análisis de biopsias de tumores en relación con la actividad de estos genes específicos.
Asimismo, espera que este descubrimiento haga más efectivos los tratamientos contra la enfermedad, permitiendo el diagnóstico temprano de cánceres de mama que previsiblemente terminarían en metástasis de pulmón.
Los genes identificados producen proteínas que están en la lista de los objetivos más buscados para mejorar en las terapias contra la metástasis, según el científico español.
Massagué y sus colegas reiteran su confianza en que su técnica puede extenderse a otros tipos de metástasis, contribuyendo en la identificación de las características genéticas de los tumores con metástasis al diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.
"Cuando las células del tumor alcanzan varios órganos, la capacidad de adaptación éstos, de millones de años de evolución para mantener su integridad, hace que eliminen esas células", recuerda el experto. Por eso, añade, "las pocas células en proceso de metástasis que sobrepasan estas barreras deben tener una dotación genética muy especial".
Desde el momento en que el pulmón o cualquier otro órgano imponen, cada uno a su manera, presiones selectivas muy fuertes y distintas para rechazar o no un cáncer debe ser porque seleccionan distintas capacidades genéticas, continúa Massagué.
Si esto es realmente así, agregó, tiene que haber distintos paquetes de genes activos como para que las células en proceso de metástasis sobrevivan en cada uno de estos órganos. Como parte de su trabajo, Massagué y su equipo inyectaron en ratones un cultivo de células extraídas del pulmón de un paciente con cáncer de mama y metástasis.
Aislaron de forma selectiva las células específicas del cáncer de estos ratones que se distinguían por su metástasis de pulmón agresiva y posteriormente analizaron la actividad de los genes de las mismas. Los científicos descubrieron "señales en la metástasis" de aquellos genes cuya actividad únicamente distinguía a las células que dejaban su "firma" de manera agresiva al pulmón.
En el análisis posterior de la actividad de los 54 genes "agresivos" en 82 pacientes de cáncer de mama del hospital Memorial Sloan-Kettering se constató que un 55 por ciento de las que tenían la firma genética del pulmón en el tumor inicial acabaron desarrollando metástasis, frente a un 10 por ciento de las que no tenían la firma.
Massagué advierte de que con este trabajo "conocemos un riesgo, una probabilidad, pero no tenemos una certeza absoluta de si una paciente desarrollará metástasis o no". No obstante, asegura que "a medida que se refinen las listas de genes que analizar y las interpretaciones de los resultados, la prueba se podrá sistematizar" y se conseguirán mejores resultados.