Curiosidades y Artículos
Los imanes
Todos hemos jugado con imanes. Entrelazando varios, con bolitas o barritas, con limaduras de hierro… Y estamos rodeados de ellos: los cierres de algunos bolsos o carteras, adornos para la nevera, los altavoces de nuestro equipo musical… los hay hasta en las tarjetas de crédito.
Pero… ¿qué es un imán?
Una corriente eléctrica genera un campo magnético a su alrededor. Y de igual manera, aunque a escala microscópica, los movimientos de los electrones de los átomos que conforman la materia, generan su particular campo magnético. Si estas corrientes y sus campos están dispuestos de forma dispar y aleatoria, se anulan entre sí; pero si todos estos dipolos o micro-imanes se alinean, su efectos se suman y como resultado se obtiene una materia magnetizada o imán.
Allí hasta donde llega su campo magnético se pone de manifiesto su poder de atracción sobre el hierro (también sobre el cobalto y el niquel), pero de manera especial en sus extremos, en su polos, denominados norte y sur por su preferencia a alinearse con los polos geográficos del planeta.
El campo magnético se representa mediante unas líneas imaginarias cerradas que van de norte a sur por fuera del imán (ver imagen) y en sentido contrario por el interior.
Los imanes pueden ser temporales como un electroimán o permanentes. En este ultimo caso pueden ser naturales como la magnetita (Fe3O4) o artificiales, obtenidos a partir de aleaciones de diferentes metales.
Y éstos son de diferentes tipos:
Los imanes cerámicos son lisos y de color gris oscuro, de aspecto parecido a la porcelana. Son unos de los imanes más usados por su maleabilidad aunque son frágiles. Se fabrican a partir de partículas muy finas de óxido de hierro que forman un conglomerado tras unos tratamientos térmicos a presión elevada, sin sobrepasar la temperatura de fusión. Los imanes llamados ferritas, están fabricados con una mezcla de bario y estroncio. Son resistentes a muchas sustancias químicas y pueden utilizarse a temperaturas comprendidas entre -40º C y 260º C. Su mayor ventaja es su bajo coste.
Los imanes de alnico reciben tal nombre porque están compuestos de alumnio, niquel y cobalto, además de hierro y cobre. Son los que presentan mejor comportamiento a temperaturas elevadas. Tienen un precio aceptable aunque no tienen mucha fuerza.
Los imanes de tierras raras son imanes pequeños, de apariencia metálica, con una fuerza de atracción superior a los materiales magnéticos tradicionales. Son producto de aleaciones producidas en hornos de alto vacío. Los imanes de boro-neodimio tienen una alta resistencia a la desmagnetización. Son lo bastante fuertes como para magnetizar y desmagnetizar algunos imanes de alnico y flexibles. Se oxidan fácilmente, por eso van recubiertos con un baño de cinc, niquel o un barniz epoxídico, Son bastante frágiles. Los imanes de samario-cobalto pueden operar hasta 350º C y no presentan problemas de oxidación pero tienen el inconveniente de ser muy caros.
Los imanes flexibles se obtienen por aglomeración de partículas magnéticas de hierro y estroncio en un elastómero de caucho o plástico. Su principal característica es su flexibilidad. En la superficie su campo magnético es intenso, pero se anula a una distancia muy pequeña, dependiendo de la anchura de las bandas que lo forman..
Nota sabionda: El mayor imán del planeta es el propio planeta Tierra.
Nota sabionda: La temperatura altera el funcionamiento de un imán. Para que un imán pierda sus propiedades debe llegar a la llamada temperatura de Curie, que es diferente para cada composición.
Nota sabionda: No existe un imán de un solo polo. Si partimos un imán por la mitad para separar los polos, obtendremos dos imanes, cada uno con sus dos polos.
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