La edad y los esfuerzos excesivos castigan las uniones de los músculos con los huesos en forma de lesiones dolorosas y que pueden acarrear molestias crónicas.
La tendinitis es una sobrecarga que supera los límites de resistencia física de un tendón. Así se diagnostican la mayor parte de inflamaciones, desgarros y roturas de tejido corporal.
Dolor en el hombro, en el antebrazo o en las muñecas. O tal vez en la rodilla o en los talones. No hay, aparentemente, una causa que lo justifique salvo un sobre esfuerzo que no recordamos o la repetición acumulada durante largo tiempo de movimientos idénticos. Una tendinitis, inflamación dolorosa de un tendón, será la causa más probable.
La explicación habitual para una tendinopatía es una sobrecarga que supera los límites de resistencia física de un tendón. Así se diagnostican la mayor parte de inflamaciones, desgarros y roturas de tejido corporal que guardan relación con los tendones y que suelen verse favorecidas por los procesos degenerativos que se dan con el paso de los años. El origen más común es la aplicación de cargas intensas con los músculos contraídos y los tendones en tensión, o la repetición de cargas menores durante largos periodos de tiempo.
Formados principalmente por fibras de colágeno (proporcionan resistencia) y por elastina (elasticidad), los tendones tienen como función principal mantener unidos el músculo con el hueso. Cuando se alcanzan los 30 años de edad, los tendones empiezan a perder elasticidad por cambios degenerativos y experimentan una disminución a la resistencia que los hace más susceptibles a roturas aun con cargas normales. Es por este motivo que a partir de esta edad las tendinitis son más frecuentes.
Existen diferentes tipos de
tendinitis en función del músculo afectado y del grado de tensión al que se haya sometido al tendón.
A continuación pasamos a repasar las más comunes:
Tendinitis del hombro
Es unas de las quejas de dolor muscular más frecuente en adultos a partir de los 40 años. Se produce por envejecimiento de los tejidos, y es un tipo de tendinitis degenerativa, con debilitación del tendón y posibilidad de lesionarse.
Además, este tipo de
Tendinitis también ocurre en personas que practican
béisbol, tenis, escalada, natación, culturismo o que trabajan en áreas que obligan a levantar el brazo. El dolor se siente adelante y se agrava al levantar el brazo sobre la cabeza, con el codo flexionado y sin movimiento del hombro. El dolor también aparece a la palpación y no existen signos radiográficos.
En las personas adultas suele producirse tendinitis del hombro por calcificación (depósitos en el tendón de cristales de calcio) en el 3% de los casos. En estos pacientes puede haber ausencia de dolor.
La causa más frecuente es la tendinitis del supraespinoso, músculo que eleva el brazo. En este movimiento, el tendón se desliza y padece roces frecuentes que lo acaban dañando y causando dolor. Si se padece una artrosis a este nivel, muy frecuente en hombres a partir de los 50 años, el problema empeora.
Tendinitis en la muñeca
La tenosinovitis estenosante de De Quervain, que afecta a las vainas del tendón
separador largo y del extensor corto del pulgar, suele darse por la realización de tareas
manuales repetitivas. Aparece dolor e hinchazón en la parte externa de la muñeca, a la
altura del pulgar, y el dolor, que puede irradiar por el antebrazo. Se exacerba con los
movimientos de separación del pulgar.
Dedo en resorte
Tenosinovitis estenosante de los tendones flexores de los dedos de la mano que afecta a
personas que realizan tareas manuales que conlleven traumatismos reiterados sobre la
palma de la mano, como el que realizan carniceros o planchadoras. Puede afectar uno o
varios tendones y a veces se palpan nódulos en la palma. El dedo se queda bloqueado en
flexión y puede ser muy doloroso.
Tendón rotuliano
Lesión frecuente entre ciclistas y saltadores. También se da en personas con desviación de
rótula y en aquellas que realizan algún esfuerzo intenso y su musculatura del muslo
(cuádriceps) es débil. La inflamación de este tendón, situado debajo de la rótula,
produce dolor que se exacerba al doblar o enderezar la pierna. Esta lesión es resistente
a la curación y muestra tendencia a cronificar.
Tendón de Aquiles
Este potente tendón tiene como misión flexionar el pie y participar en la flexión de la rodilla.
Desviaciones axiales del talón, pies cavos o planos, calzado inadecuado, ejercicio excesivo
sobre superficies duras o estiramientos incontrolados son algunos de los factores que
predisponen a padecerla. El principal síntoma es el dolor insidioso por la mañana al dar
los primeros pasos y que parece disminuir paulatinamente con la marcha, pero que vuelve
con mayor intensidad durante y después de la actividad física. Con el tiempo, el dolor
se hace constante y más intenso. La estructura del tendón se va alterando apareciendo
roturas parciales que en fases avanzadas pueden provocar rotura completa.
Codo de tenista y codo de golfista
El codo de tenista o epicondilitis es una lesión de los músculos y tendones en la cara lateral externa del codo (extensores de los dedos de la mano) que procede de un sobreuso o de esfuerzos repetitivos a ese nivel. La contracción repetida de las fibras musculares del antebrazo genera una tensión localizada en los puntos de inserción de los tendones en el hueso del codo. En el caso del codo de golfista o epitrocleitis los tendones afectados son los de la cara interna del codo (flexores de los dedos de la mano)
El elemento común en todos los casos es el dolor localizado en la zona del tendón. Aunque el dolor también se puede irradiar a otras zonas, como ocurre en el caso de la tendinitis de la muñeca, en que el dolor puede extenderse hasta el codo; y en la tendinitis del codo, en la que el paciente refiere dolor hasta la zona cervical.
En la tendinitis, el dolor comienza suave, sin afectar el movimiento de los músculos de la zona. A medida que pasan los días, este dolor se incrementa paulatinamente, irradiándose a otras zonas, e inmovilizando parcialmente el movimiento muscular, debido a que cualquier leve movimiento provoca tanto dolor que se pierde fuerza. El dolor empeora por la noche. La piel que cubre la zona del tendón se puede sentir caliente y enrojecida.
La característica general es que el dolor remite después de un tiempo, para reaparecer en cualquier momento, independientemente de que se haya realizado un esfuerzo o no.
Para prevenir esta patología hay que evitar los movimientos repetitivos y la sobrecarga de brazos y piernas. Es aconsejable mantener los músculos fuertes y flexibles. Para ello, hay que ejercitar las extremidades superiores e inferiores, sin repetir excesivamente un mismo movimiento. Se recomienda alternar diversos tipos de movimientos, con pequeños intervalos de recuperación. La aparición de molestias es un indicador de que debe reducirse el ritmo del entrenamiento.
Conviene recordar que la musculatura puede ejercitarse en un plazo breve, de pocos meses, pero otras estructuras como los tendones y las articulaciones tienen un proceso de adaptación muy lento. Poseer la fuerza suficiente que permita realizar determinados movimientos
no quiere decir que puedan ejecutarse sin riesgo de lesiones. Cuando se ha permanecido inactivo durante una temporada,
debe prestarse todavía más atención a seguir una adecuada progresión en el ejercicio.
Para tratar la
Tendinitis existen varias posibilidades.
AINES (anti inflamatorios no esteroideos,
TENS (estimulación eléctrica trascutánea del nervio) las
inyecciones de glucocorticoides (infiltraciones) o en casos extremos,
cirugía. También cabe la posibilidad de optar por otro tipo de tratamientos.
Cómo aliviar la tendinitis
Pasos
1. Si crees que tienes tendinitis, consulta a tu médico tu problema con el objetivo de lograr el mejor tratamiento. Tu médico será capaz de examinar la zona afectada para determinar si tienes tendinitis.
Cuéntale a tu médico qué síntomas tienes. Si tus síntomas se parecen mucho a otras enfermedades, el doctor puede ordenar que te hagan radiografías u otras pruebas. Pregúntale a tu médico la mejor manera de tratar la tendinitis y sigue sus instrucciones.
Puede que necesites una terapia física para aumentar tu capacidad de movimiento. Programa una cita con un fisioterapeuta si te lo sugiere tu médico. Trata de establecer una serie de citas de seguimiento para que tu médico observe tu evolución.
2. Protege el área lesionada e intenta mantenerla inmóvil para evitar más problemas. Puedes ponerte un cabestrillo en la zona afectada para aliviar el dolor y la hinchazón o puedes utilizar una muleta o un bastón si es necesario. El descanso es importante y tomarse las cosas con calma pueden ayudar a calmar la tendinitis. Evita hacer todo aquello que aumenta el dolor o la hinchazón. Aplica hielo en el área lesionada varias veces al día, durante unos 20 minutos cada vez. Usa una bolsa de hielo para tratar de bajar la hinchazón.
Comprime la zona afectada por la tendinitis para reducir la hinchazón, ya que puede ayudar a aumentar la capacidad de movimiento. Envuelve el área afectada con un vendaje elástico y eleva la parte afectada para reducir la inflamación.
*Toma un analgésico para aliviar el dolor y la inflamación de la tendinitis. Esto no va a favorecer que la tendinitis desaparezca pero, al menos, aliviará el dolor y la inflamación.
3. Vuelve a hacer las actividades cotidianas o haz un poco de ejercicio para tratar la tendinitis. Calienta y haz estiramientos para evitar que la lesión vaya a más. Volviendo a una rutina regular de manera progresiva evitará lesiones y evitará que el área donde tenemos el problema se vuelva rígida ante la falta de movimiento. Comienza poco a poco a trabajar cuando la tendinitis comience a dejar de dar problemas. A medida que tu cuerpo comience a recuperarse, la inflamación se reducirá, ampliando la posibilidad de hacer más movimientos. Detente si sientes algún dolor. El uso excesivo de la zona afectada puede dar lugar a que en los tejidos se creen cicatrices y, en consecuencia, se pierda flexibilidad.
*Masajea suavemente la lesión, ya que ayuda a aliviar el dolor de la tendinitis y aumenta la circulación sanguínea.
Consejos
- El ejercicio ligero puede ayudar a reducir la rigidez asociada con la inactividad de la zona lesionada.
- Una vez que se ha reducido la inflamación, se puede alternar con el calor y el frío para conseguir un confort adicional.