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¿Son los los acuarios y zoológicos buenos para los animales?
Cuando vamos a los zoológicos y acuarios que existen alrededor del mundo, nos dejamos llevar por la arrogancia de creernos seres superiores con derecho sobre todo lo que habita en nuestro planeta.
Nos olvidamos de que pagamos un boleto para visitar a especies animales tras las rejas, encerradas en espacios limitados, que tratan de simular su hábitat natural como si éste ya no existiera. Animales salvajes que nacieron libres y que están condenados a cadena perpetua simplemente porque nosotros los estamos asesinando, al alterar y explotar su ecosistema.
Los zoológicos y acuarios nos enseñan que es aceptable mantener a los animales en cautiverio, con argumentos como la protección y reproducción de las especie en peligro, y yo me pregunto: ¿Quiénes son los verdaderos responsables de la extinción de las especies? La respuesta es siempre la misma: ¡El hombre!
Y es que detrás de estas prisiones existe un lucrativo negocio, que obliga a los animales a entretener a los visitantes para aumentar la ganancia de los establecimientos.
Si en realidad los zoológicos y acuarios se preocupan por el bienestar de los animales ¿Por qué se concentran en entrenarlos durante horas, días y años, para obligarlos a realizar actuaciones que son totalmente ajenas a su naturaleza, y que en muchos casos provocan graves consecuencias para su salud?
Para lograr que estos animales salvajes aprendan los diferentes trucos y actuaciones, deben pasar por un adiestramiento de años, basado en el castigo y la repetición.
Los espectáculos con animales no son divertidos para ellos. Los zoológicos y acuarios pierden su encanto cuando son analizados en profundidad. Los animales son robados de sus hogares en bosques, selvas y océanos, enjaulados y forzados a realizar ridículos y a veces dolorosos actos mediante privación de alimentos y castigos.
Los animales que “desobedecen” en el zoológico, muchas veces son “animados” a que corrijan su comportamiento mediante el uso de la violencia. El cuidador del zoológico de San Francisco, Paul Hunter, dice: “Tienes que motivarlos, y la manera de hacerlo es golpeándolos duro”.
La imposibilidad de seguir el comportamiento normal marcado por su patrón genético frustra sus instintos y no es raro que desarrollen trastornos de conducta. Estos animales únicamente salen de sus jaulas o estanques durante los cortos períodos de tiempo en los que realizan sus “actuaciones” o “pruebas”. En las jaulas enferman psíquicamente ante las condiciones de vida a las que son sometidos y comienzan a padecer lo que se conoce como “comportamiento estereotipado”, una dolencia común en animales recluidos.
Una vida de aburrimiento y carente de objetivos es inherente al estado de cautividad y muchas veces lleva a los animales a desarrollar un comportamiento anormal y auto-destructivo, conocido como “zoocosis”. Causas de ello son el confinamiento en jaulas muy cerca de otros animales y la falta de ejercicio físico y mental. Los síntomas de la zoocosis incluyen el pasear nervioso, el balanceo de la cabeza y la auto-mutilación.
En cautividad es casi imposible satisfacer las necesidades naturales de los animales. Por ejemplo, las alas de los pájaros pueden haber sido cortadas para prevenir el vuelo, y ciertos animales que viven en grandes manadas o grupos familiares (como los elefantes), generalmente son mantenidos en pares o en solitario.
Según el naturalista Barry Kent MacKay, un zoológico animal es incompleto, es como una foto o una exposición en un museo; un espécimen de zoológico es una abstracción. Es el ambiente en el que se desarrollan lo que produce animales sanos y auténticos, no los zoológicos y por consiguiente, los animales y sus verdaderos hábitats son a fin de cuentas, indivisibles.
«No importa cuántas veces haya visto avestruces en zoológicos; yo nunca vi verdaderas avestruces hasta que las contemplé corriendo a zancadas a través del Desierto de Kalahari en Botswana».
Los zoológicos distorsionan la naturaleza imponiendo condiciones artificiales a los animales. Pero las personas argumentan que los animales en exhibición están protegidos de ser asesinados, como usualmente sucede en la vida salvaje.
Pero la visión de los animales paseándose eternamente aburridos, sin importar cuán «saludables» puedan estar es terrible; no me consuela pensar que ellos son afortunados al estar protegidos de los rigores de la vida salvaje.
Los zoológicos pueden decir que son satisfactoriamente educacionales, sin embargo los estudios demuestran que la mayoría de los letreros informativos de las especies permanecen sin leer.
Por esto yo me pregunto si los visitantes de los zoológicos realmente aprenden cosas de valor para ellos mismos, los animales o el medio ambiente. ¿O simplemente refuerzan la arrogancia con la que pisamos fuertemente este planeta, destruyendo todo de manera irresponsable? B.M.
(Adaptado de un artículo de Barry Kent MacKay en el Toronto Star el 13 de Septiembre de 1992.)
Muy a menudo los zoológicos aprovechan el prestigio de exhibir especies en peligro de extinción a muy alto perfil, dejando a un lado lo que realmente les conviene a las especies, y siempre racionalizando la práctica y citando el valor educacional.
La reproducción en cautiverio de multitudes de animales bebés, en ausencia de controles naturales de población, ha conducido, particularmente en los EE.UU., a la venta y subasta de animales exóticos, que terminan en granjas de juegos o con dueños no calificados.
Por otro lado, la adquisición de animales salvajes capturados alienta el mercadeo y contrabando de animales exóticos que es despreciable por su devastación y crueldad.
Otro problema con el que se encuentra la mayoría de los zoológicos es la existencia de animales “sobrantes”, con lo que muchos ejemplares son vendidos a intermediarios inescrupulosos que terminan entregándolos a laboratorios para realizar pruebas médicas o vendiéndolos para ser usados en cacerías.
Mientras muchos sostienen que los zoológicos y acuarios educan al público sobre las especies amenazadas, la gran mayoría de ellas no están protegidas, ni están siendo rehabilitadas para su posterior liberación.
Si realmente queremos ayudar y proteger a los animales en estado salvaje, debemos tomar conciencia de nuestros actos, comenzar a preservar sus hábitats y combatir activamente las razones por las que los humanos continuamos asesinando a las diversas especies animales de nuestro planeta.
Si quieres activarte a favor de los derechos de los animales enjaulados, contacta a IGUALDADanimal.org:
http://www.vidasenjauladas.org
Via: sienteamerica.com