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Una mujer se enamora de su esposo por segunda vez tras perder la memoria.
Una mujer australiana de 47 años, Tracey Melinda Deimert, sufrió en 2009 un accidente clínico que hizo que colapsara su corazón. Luego de permanecer durante semanas en atención médica, despertó con una severa pérdida de memoria, pero como en las películas de Hollywood, la madre de dos, volvió a retomar su vida, la cual se basaba en sus dos hijos y un cariñoso esposo.
- Tracey Melinda Deimert, de 47 años, de Bridgewater, se derrumbó el 28 de septiembre de 2009.
- Se despertó seis semanas después con pérdida de memoria y tuve que volver a aprender a amar a su esposo Garry
- Década, ha creado nuevos recuerdos con sus hijos Cameron, de 20 años, y Bradley, de 14
- Ahora puede leer y escuchar música y ha recuperado su independencia de nuevo.
Todo indica que su amor siempre fue verdadero, ya que Tracey volvió a enamorarse de su matrimonio como si fuese la primera vez.
Luego de haber perdido la memoria en su totalidad, Tracey ha trabajado durante 10 años de forma incansable para recuperar la normalidad de lo que era su vida antes del accidente. Desde entonces, trabaja arduamente junto a su esposo Garry y sus hijos Cameron y Bradley, de 20 y 14 años, respectivamente.
Según información suministrada por el portal web “Daily Mail“, le encanta “construir nuevas experiencias y verlos crecer… ver a Cameron comenzar su nuevo trabajo, ver a Bradley jugar al rugby. Todo es tan mágico!”
“Fue fácil conocer y volver a aprender a amar a Garry, pero era como si nunca me hubiera enamorado de él”, reconoció, al momento de referirse a su esposo, quien la ha acompañado en toda su recuperación, y ahora, volvió a encontrar la manera de que Tracey sintiera “mariposas” en su estómago.
Con respecto al accidente que sufrió, Tracey dijo que no tenía ningún síntoma de que pudiera ocurrir algo así: “Fue como si se hubiese activado un interruptor de encendido y apagado en mi cabeza”, explicó, al tiempo aseveró que semanas más tarde no recordaba nada.
“No sabía quién era nadie, ni mi edad, ni mi nombre (…) cuando salí del hospital para volver a casa no sabía dónde vivía… tenía la sensación de que esta era mi casa, pero no lo sabía”, apuntaba.
Luego de que se viera en la necesidad de ser atendida en lo más mínimo, ahora un día a la semana ayuda en un centro de mayores y lo hace porque su idea es ayudar a las personas que lo necesitan, tanto como prestaron la colaboración a ella. Tracey es una persona positiva y apunta que entre sus frases favoritas están la de “nunca te rindas” y la de “nunca digas jamás”.