Uruguay, uno de los países con costumbre de poner nombres raros a hijos

Madres y padres siguen dando a sus hijos nombres raros, estúpidos, largos o cacofónicos. En Uruguay la creatividad (o irresponsabilidad) de algunos para nombrar a sus hijos ha sido motivo de atención durante muchos años.

A veces el nombre de una persona puede ser común pero la combinación suena fea. Así, parece una maldad bautizar a una persona con el nombre de Tomás si posee el apellido Leche; llamar Susana a una chica con el apellido Oria o ponerle Pascualina a una hija y de segundo nombre Fresca.

La infancia de niños con los nombre Termo, Frankestein, Tarzán o Puterman seguramente no será sencilla. ¿Qué razón lleva a un matrimonio cuyo apellido paterno es Gayo, nombrar a su hija como Elba? O ¿cómo le habrán dicho «te amo» al hombre que se llamaba Feo Lindo Méndez? ¿Qué necesidad de ponerle de segundo nombre Dior, a un chico que se llamaba Christian Ramos?

La investigación del periodista uruguayo Leonardo Haberkorn, interesado en buscar nombres raros usados por sus connacionales, le hizo realizar una lista sorprendente con nombres muy raros. Haberkorn, que tiene un blog llamado El Wikileaks de los nombres raros, reveló además un caso muy especial de un hombre llamado Enero Quince. La partida de inscripción está fechada en 1926 en la cuidad de Salto, y lo más curioso es que lo anotó su padre, un comerciante francés llamado Clemente Demattém que figura como «padre soltero» y declara que el niño es hijo natural suyo y de «madre desconocida».

Pero, quizás uno de los casos más increíbles fue el del niño que un matrimonio quiso bautizar con el santo del día. El día del nacimiento de su hijo coincidió con el final de la feria judicial (vacaciones anuales de la Justicia). Increíblemente pero cierto, confirmado por el Director del Registro Civil, ese niño nació con el nombre de «Ábranse Los Tribunales».

Otros nombres totalmente ridículos que destaca Haberkorn son Repúblico, Kremlin, Flash, Pejerto, Préstamo, Teléfono, Filete, Árbol, Odio, Papito, Esmédico, Tocayo, Remember, Ermitaño, Napoleón, Blancanieves, Beethoven, Voltaire, Darwin, Artigas, Franklin, Lincoln, Schubert, Pacífico, Leo Dan o Leodán y, en dudoso honor a la capital de Etiopía, Addisabeba (por Addis Abeba).

Más que uruguaya ésta es una costumbre de varios países del mundo. En la Argentina hay una costumbre de mezclar nombres de origen sajón con apellidos de origen español o italiano: Johnatan Mastrogiuseppe queda «muy bien». En Galicia gozan de apellidos raros como por ejemplo Remiseiro, Cachafeiro, Cacheiro o Corujeira (Coruja es lechuza).

En Ecuador hay un pueblo chone con 20.000 habitantes que pueden competir con cualquier país en tener los nombres más raros del planeta. Sus habitantes lucen en sus carnés de identidad nombres como Unidad Nacional Centeno, Burger King Herrera, Alí Babá Cárdenas, Vick Vaporup Gíler, Conflicto Internacional Loor, Cien Pies Pinares, Puro Aguardiente Zambrano, y hasta hay un juez llamado Adolfo Hitler Flores de Valgas que nació en plena Segunda Guerra Mundial. Su padre no hacía más que escuchar en aquellas viejas radios de onda media que un tal Hitler estaba haciéndose con toda Europa y no se le ocurrió otra cosa que honrar sus hazañas llamando así al quinto de sus 17 hijos.

En Rusia en el año 2008 fueron registradas niñas bautizadas Rusia, Olimpiada y Amaterasu, que es la diosa del Sol en el Sintoísmo y antepasada de la Familia Imperial de Japón. Entre los niños nacieron un Príncipe y un Cosmos.

En Estados Unidos una estudiante de 19 años que lucha por los derechos de los animales con un nombre común de Jennifer tomó una decisión algo radical. Ella cambió su nombre de Jennifer por Cutoutdissection.com, con la intención de que cuando alguien le pregunte su nombre sienta curiosidad y entre en la web.

Los psicólogos, muy alarmados por el futuro de los niños con nombre raros, aconsejan a sus padres llamar así a sus mascotas si quieren tener en la familia a alguien con un nombre raro.